Crema catalana

 

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(Para ocho personas)

• 1 rama de canela.

• La cáscara de un limón.

• 40 gr de maicena.

• 1 litro de leche (semi o entera).

• 120 gr de azúcar.

• 6 yemas de huevo grandes.

 


• Soplete o quemador

• 8 recipientes de barro

• Batidora manual

• Bol grande

• 2 Cazos/olla

 

 


 

 

1. Ponemos la leche en un cazo con la cáscara de limón y la rama de canela. Lo ponemos a hervir, lo dejamos hervir durante 3 minutos. Apagamos el fuego y retiramos la rama de canela y la cáscara del limón.

2. En un bol batimos las yemas de huevo junto con el azúcar y después añadimos la maicena hasta conseguir una mezcla blanquecina y homogénea. Lo vertemos en un cazo nuevo.

3. Ponemos el nuevo cazo a medio fuego. Sobre la mezcla de las yemas vamos añadiendo la leche hirviendo poco a poco y removiendo constantemente para que no se nos pegue. Es posible que en un primer momento quede una mezcla espumosa, pero se irá espesando. Batimos hasta conseguir una textura cremosa y brillante, un poco espesa.

4. Apagamos el fuego y con mucho cuidado de no quemarnos repartimos la crema entre los recipientes. Dejamos enfriar a temperatura ambiente.

5. Una vez frío lo metemos en la refrigeradora hasta antes de servirlo.

6. Antes de servir, rociamos con abundante azúcar encima de la crema. Con un soplete o quemador calentamos hasta que se forme una capa cristalina de caramelo.

 


La crema catalana es un postre muy típico de la cocina catalana que consiste en una crema pastelera con base de yema de huevo. Se cubre con una capa de azúcar caramelizado en su superficie para aportar un contraste crujiente. Se come durante todo el año, pero es costumbre el día de San José, celebrado el 19 de marzo. Hasta hace poco era, en general, un postre de fiestas, pero se ha convertido en un postre común.

Es una receta ampliamente documentada en la literatura catalana. Ya aparece en recetarios medievales catalanes: Libro de Siendo Soví (siglo XIV) y Llibre de Coch (siglo XVI). Se considera uno de los postres más antiguos en Europa dentro de su categoría, a pesar de ser una evolución de las clásicas natillas, que ya existían en la República Romana, varios siglos antes de Cristo.