Abel Hoheb Gilbert

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Abel Hoheb Gilbert
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Jorge Albuja Tutiven
Andreu Pros
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Santiago Barreiro Echanique
Natacha Hoheb Roura
Antonio Pavón
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Abel Hoheb Gilbert  (1941.10.28-2019.05.04)



A nuestro germà Abel.

Que triste se nos hace pensar que no llegarás a tiempo a nuestras juntas del directorio, a esas donde el intercambio de ideas y pensamientos alargaban la noche en compañía de un pa amb tomàquet.

Que difícil será volver a planear otro viaje para algún encuentro de los casals del cono sur y no contar con tu presencia siempre entusiasta y dispuesta a representar a nuestra entidad y a tu Guayaquil del alma.

Tu palabra fue siempre justa y necesaria querido amic, fuiste un marinero fiel a sus convicciones, a hacer las cosas bien y por amor a la camiseta, y que bien que te quedaba Abelito.

Se que hoy diste un paseo por tu río, tu calle y tu cerro, por esos olores característicos del trópico, para subir y perderte en el horizonte incandescente del sol, dejando un vacío que solo tus enseñanzas y el recuerdo de lo vivido nos podrá llenar, hasta pronto hermano querido.

 


Con mucho pesar tanto de la famila de Quatre Barres como mio propio nos toca despedir a un autentico AMIGO y sabemos que además pilar del querido Casal de Guayaquil.

Los que tuvimos la suerte de conocerlo supimos que desde casi las sombras y con su perfil bajo fué un trabajador incansable que siempre aportó, y con mucho amor por Cataluña, lo mejor de su persona a su querido Casal.

 

Simplemente quiero hacer llegar mis condolencias a su familia y a la familia del Casal. Estoy seguro que será recordado como merece y toda la gran familia de Casales del Cono Sur de América sentirá su ausencia ya que quienes compartimos inquietudes con él sabemos de su tesón y gran inteligencia que no serán facilmente reemplazables.


¿Por qué te hiciste querer tanto Abelito?
Inexplicable el vacío que nos dejas.

Un ser humano tan autentico, tan hermoso, tan... humano.

Te he querido mucho, pero sólo hoy, sé cuánto!!. Te he querido como un padre, porque a través de ese amor inconmensurable que le tenías a tu única hija, yo volví a vivir a mi padre, que fue igual conmigo.

Guardaré como un tesoro tu imagen de cuando llegabas al Casal, siempre solidario, siempre cumplido, siempre puntal, siempre buen amigo, protector y generoso. De aquellos que jamás abandonan el barco, te quedaste siempre a mi lado apoyando mi gestión y defendiendonos de las críticas poco constructivas. Siempre sumando, nunca restando, siempre multiplicando, nunca dividendo: un luchador hasta el final.

Me harán falta tus sabios silencios, tus oportunas intervenciones, tus acertadas palabras, tus anécdotas, tu presencia y tu compañía.

Va a ser difícil imaginar una junta sin ti, sin verte comer el pan con tomate sacándole las semillas, porque últimamente te hacían mal.  O, que nos interrumpieras para mostrarnos fotos de Natachita en Sevilla.

¡Recuerdos, tantos recuerdos!

Jorge trajo de la memoria uno en especial: cuando lloraste de la emoción al concluir el primer Taller de Gestión Cultural:  Había sido un gran logro, el de un gran equipo, y es que eras un apasionado, un verdadero camarada!

¡Te llevaré conmigo siempre!


Quizás me identifico mucho con Abel. 
Porque él, como Jorge y yo, y otros en este casal, que aunque genéticamente somos poco o nada catalanes, nos conectamos con las causas justas, con las causas nobles.

Quizás me identifico mucho con Abel. 
Porque es, como mi compañera Nieves y como yo, de esas personas inagotables. Capaz de luchar incansablemente, sin tregua, sin límite.

Quizás me identifico mucho con Abel. 
Porque tenía su temperamento. No todo es flores en la vida, y no todo puede ser visto bien… cuando no lo está.

Quizás me identifico mucho con Abel. 
Por su profunda generosidad, siempre dispuesto en cualquier ámbito, siempre generoso con su tiempo, con su esfuerzo físico y con su aporte intelectual.

Seguro vino a darnos lecciones.
Abel, de mi memoria, en 8 años que comparto con él en el Casal, (y se que desde mucho antes), faltó apenas a los últimos dos directorios y una sola asamblea, cuando su salud no lo acompañaba más. Es un recuerdo imborrable que, más de una ocasión, Abel, Nieves y yo terminamos siendo el quórum estatutario de algunas juntas. Resolvimos, trabajamos y actuamos. No abandonó el barco jamás, no llegó tarde al puerto jamás.

Seguro vino a darnos lecciones.
Siempre al lado de las causas nobles, al lado de la lucha inagotable, con el temperamento severo cuando tocaba y dulce también cuando tocaba, más de una vez lo vi soltar una lágrima, unas veces de tristeza y otras de felicidad.

Seguro vino a darnos lecciones. 
Era humilde y recatado. Colaboró en las tareas que se lo necesitaba, donde podía, donde sabía, y siempre quería. Sin ostentación, sin prepotencia, sin condiciones. Con sencillez, con humildad, con amor, con dedicación.

Seguro vino a darnos lecciones. 
De solidaridad, de amistad, de temperamento, de compañía, de fuerza, de humildad, de generosidad.

Ojalá todos hayamos puesto atención a sus enseñanzas. 
Nunca es fácil aprender virtudes. Pero, aprendamos de él que a diferencia de muchos de nosotros, él no hablaba de sus virtudes, las practicaba.

Gracias Abel, se te va a extrañar!


Abelito, mi papi.

Era un hombre ejemplar, para mí como hija siempre lo fue, pero lo sorprendente es que no lo fue sólo para mí pues su humanidad abrazaba a todos los que él podía llegar. ..

Era siempre el primero en querer ayudar, hasta el punto en que muchas veces salía embarrado pero aun así él estaba ahí, dispuesto y colaborando... Según iba yo creciendo y madurando, mi vida daba algunos giros y siempre conversaba con él al respecto diciéndole que no debe estresarse tanto por ayudar, que haga solo lo que él pudiese, que no se exija tanto porque le hacía daño que le hace daño, pero fui comprendiendo que simplemente no podría hacerlo porque era tan parte de él ser así que si dejaba de hacerlo sencillamente perdería su esencia.

Mi papi era ejemplar porque cuidaba los detalles: las cosas debían estar bien hechas (y si no, no se hacían) estoy segura que a todos aquí nos enseñó mínimo cómo hacer una cosa porque tenía alma de profesor, se tomaba el tiempo de enseñar paso a paso cómo hacerlo. Seguro que también nos sorprendió con su creatividad, con esas ingeniosas maneras con las que resolvía los problemas...

Mi papi siempre difundía los valores, a veces los recordaba, otras solo los practicaba; a medida que iba  creciendo observaba la diferencia de lo que existía en el mundo y lo que él practicaba y era muy diferente a veces; en algunas ocasiones que hablábamos sobre ello, no concordaba con él pero tarde o temprano me daba cuenta que al final él tenía razón. Además, siempre con su paciencia y respetando los otros puntos de vista, seguía él impartiendo el suyo y sus valores, pues para él era como ir construyendo un mundo mejor.

Otra de sus cualidades que más admiro era su bondad y el gran corazón que tenía, sobrepasaba cualquier limite, siempre veía la bondad de cada persona y la malicia siempre tenía un motivo; tenía una capacidad increíble para perdonar, en su corazón no cabía la maldad, lo malo lo olvidaba, prevalecía lo bueno. Y junto a ello, también rescatar que me encantaba lo cariñoso que era, siempre un beso, una sonrisa o un buenos días pero sintiéndolo de verdad.

Jamás dejó de aprender, le gustaba leer y cuando llego la era de Google le saco mucho provecho! Y ni hablar del celular, aprendió a usarlo casi completamente aunque le tomara horas de horas aprender él no se quedaba atrás, y nos consta porque seguro nos llegaban fotos y vídeos casi a diario... Cómo odiaba que le dijera "no puedo"... Claro, él le dedicaba tiempo a todo lo que quería conseguir hasta que lo lograba, por eso no entendía esas dos palabras. Tampoco le gustaba la palabra "hubiera" decía que esa palabra no existe, o se hizo o ya no se hizo, pero ya es pasado y no se puede cambiar, así que debíamos seguir adelante y no estancarnos en ello.

Podría escribir todo un libro de él, pues era una persona ejemplar, pero no tengo mucho tiempo.  Quiero concluir diciendo que aparte de ser mi padre, mi mejor amigo, era una persona muy alegre, tomaba cada oportunidad para vivir al máximo y ser feliz, cualquier excusa era buena para tomarse una cerveza, viajar, salir con un amigo, hacer nuevos amigos, se unía a cualquier plan, con jóvenes, mayores, sea cerca o lejos, sea aburrido o divertido, él estaba ahí, incondicional y feliz.

Estoy segura que desde el cielo él quisiera que lo recordemos así, lleno de vida, alegre y que vivamos al máximo nuestra vida, nos estaría diciendo que ahora es nuestro momento y que en vez de recordar su fallecimiento, celebremos su vida, así que aunque es doloroso pensar que ya no está aquí con nosotros físicamente, propongo reír y vivir por él; todos estamos solo de paso en esta vida, y nos queda poco tiempo para disfrutar con él nuevamente en el cielo.

Como lo dije el día del entierro, me gustaría que recordemos una cualidad que admirábamos de él y la pongamos en práctica, de esta forma siempre lo recordaremos de una forma personal.
Ser Cariñoso
Ser Amable
Ser Bondadoso
Ser Creativo
Ser Ingenioso
Perdonar
Asumía nuevos retos
Aunque sea pequeños
No tener pereza
Ayudar al prójimo
Escuchar al otro
Enseñar
Hacer las cosas bien hechas
Aprender
No quejarse
Estar dispuesto
Ser buen católicos, rezar, ir a misa y ser mejor cada día.
Leal

Natacha Hoheb Roura

 


QUIEN ES ABEL? (así preguntó el párroco en su velorio)

Buenos días/tardes.

Tras el fallecimiento de mi suegro Abel, he leído tiernos comentarios describiendo su persona, y un incansable apoyo con el ánimo de conseguir que no se sienta su ausencia ya que como dice Goethe “Vivir en el corazón de aquellos que hemos dejado; Eso no es morir”

Hace siete años que tuve el privilegio de conocer a Abel y junto a él un concepto de persona, que a medida que iba observando el trato que le daban sus familiares y amigos, tenía más claro que Abel es íntegro, sin dobles versiones, el mismo para todo aquel que lo conociese. Es por este motivo y algunos más, por el que insisto que Abel es un concepto, con significado propio como si de un nuevo término de la Real Academia Española se tratase, veraz e indiscutible para todos. Con vuestro permiso y el de todos lo que puedan afinar aún más su definición, me atrevo a inmortalizar en papel y tinta aquello que de forma eterna vivirá con nosotros.

ABEL: def, así se conoce al guayaquileño con nombre de pila Abel Emilio Hoheb Gilbert, excelentísimo y honorable ciudadano en todas sus facetas de vida; como hijo, hermano, tío, cuñado, suegro, esposo, padre y abuelo, capaz de conseguir un buen amigo de un familiar y hacer familia de los amigos.

De sexo varón, sin ninguna duda, de estatura alto aunque quejoso de ir menguando algunos centímetros por los achaques de la edad. Delgado, aunque un poco panzón, pero no por gordo, sino por el efecto de los gases.

Con parálisis parcial de la cara, defecto convertido en virtud que le brinda una gran característica de su persona, con sólo media sonrisa sobraban sonrisas completas, y con sólo fruncir medio ceño, elevar una ceja y mostrar su azul ocre sobre las gafas, sobraban palabras para indicar “póngame otra porción de dulce”, “échame más largo el trago” o bien un “ hable serio”… me da a mí que con él empezó la actual tendencia minimalista de <menos es más>.

De bigote recortado, bien afeitado y perfumado, de manos pulcras y uñas bien recortadas, con asombrosa suavidad curativa y dureza capaz de desgastar el oro de su alianza. Con su andar peculiar de paso corto y cimbreante, se convertía en el incansable guía turístico de su ciudad y cómo no, de su cerro Santa Ana que lo vio crecer, orgulloso de ser el ciclista más intrépido de su cerro a quien conocían como “piernas de oro”.

Vecino del barrio Las Peñas donde entre olor a alfajores de sus tías Hoheb, jugaba a la pelota con los adoquines como adversario y los cañones como arco.

Gran orador, relator y protagonista de interesantes batallitas, que a priori suenan a farol y finalmente se contrasta su veracidad por amigos y familiares.

Polifacético en sus profesiones, de título universitario Mecánico Dental, aunque un currículum vitae lleno de variopintas atribuciones como fotógrafo de bodas y comuniones, camaronero, técnico de mantenimiento y un largo etc., sin dejar atrás sus preferidas profesiones domésticas de inventor, médico, chef, arquitecto y constructor, constructor también de una FAMILIA en mayúsculas usando como cimiento el amor, el respeto, el compromiso y la lealtad sin dar cabida al rencor, la envidia o el odio que nunca se vieron entre sus construcciones. Además es soldador, luz incandescente que une fríos metales, territorios, culturas y corazones.

Un eterno joven, negado a envejecer ni en cuerpo ni en alma, lo cual le fue concedido por Dios agradeciendo su gran labor como hermano.

Un ser con una gran habilidad culinaria heredada por su genética Hoheb ofreciendo “bocatti di cardinale” a quien quisiera compartir mesa con él. Por otro lado, su genética Gilbert lo hacían sentir orgulloso de los fundadores del Hospital de Guayaquil y le inspiraba confianza suficiente para automedicarse y así sentirse “papelito”.

Un intachable caballero con su esposa, un enamorado de su hija, un gurú para su yerno y un ángel de la guarda para su nieta quien crecerá sintiendo a su abuelo, os garantizo que le enseñaremos a percibirlo.

Servicial con familiares y amigos, financiara sin ánimo de lucro, taxista de corto y largo recorrido, embalador y estibador como terapia relajante, y más rápido que Nelson si faltase algo para atender a sus invitados.

Estas son algunas cualidades de este gran “muchachón” que vivió en Paz y en Paz descansa sabiendo que su labor en la Tierra no fue en vano.


Nunca pararémos de quererte.


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